
Esta ultima pieza de Darren Aronofsky relata la historia de una pareja solitaria cuya existencia se ve interrumpida por la llegada de unos desconocidos a su hogar. Este largometraje puede verse como un respiro atrevido en una industria de cine tan complaciente como lo es la estadounidense, que inunda nuestras salas con películas que no suelen generar la sensación de espectáculo en el espectador a través de la confrontación y contraposición de valores tan a menudo; Mother! es una excepción.
Así la ame o la odie, sin duda alguna es una película que dará al espectador mucho de qué pensar, ya que hay un simbolismo muy claro inmerso en el filme, a veces mostrado de formas sutiles para el ojo inquisidor. Mother! puede considerarse también como una lectura de la biblia hecha a partir del criterio de Aronofsky, quien la camufla sutilmente en la narrativa. Y no, no es un error fatal como lo fue su largometraje anterior, Noah (2014), aunque el utilizar la biblia como fuente de estructura dramática puede generar el problema de advertir prematuramente al espectador con una trama argumentativa deducible.
Sin embargo, la ejecución del director, las actuaciones y el montaje hacen que la importancia de su presentación recaiga en el tratamiento de esta lectura, precisamente en la forma en cómo es mostrada. El uso dinámico y armonioso de la cámara, la construcción de atmósferas con relación a la yuxtaposición de conceptos y el constante estado de delirio latente y convulsivo (tal como si fuese un mal sueño) muestran a un Aronofsky que controla de manera versátil lo que está sucediendo frente a la cámara. Esto es lo que mantiene vivo el fuego de la película a medida que uno va tejiendo en su mente los posibles síntomas que presenta.

Para algunos, Aronofsky pudo haber sido excesivo con las reiterativas alusiones a la historia cristiana y al cuestionar sus valores entretejidos en la cotidianidad de una pareja. Sin embargo, las intenciones del director son claras y en el fondo, en su núcleo más íntimo, devela una problemática más próxima a nuestra realidad: el delirio que alimenta el ego del creador, en este caso Eli (Bardem), y el sentido puro e instintivo, lleno de vida de Grace (Lawrence), además según las palabras del mismo director: “el dar y dar hasta ya no poder más”. Esto puede llegar a elevar posibles reflexiones que se hacen relevantes en una sociedad como la colombiana.
De igual manera, Mother! es una excusa para recordar debido a sus influencias, tendencias pasadas en el cine en el que se buscó un sentido de espectáculo inédito y fresco donde se generara una polémica válida que hiciera transcender la película más allá de la pantalla, como El Ángel Exterminador de Luis Buñuel, Teorema de Pasolini y sobretodo El Bebé de Rosemary de Polanski.
Así, Mother! procura llevar al espectador a un estado de choque sin recurrir necesariamente a tácticas formales propias del cine de terror. Más bien, busca articular de forma ostensible una realidad pura y pacífica que al quebrarse desemboca en un estado constante y casi perpetuo de preocupación y desvarío.
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